miércoles, 6 de octubre de 2010

Pipas, cañas y la basura en la T.V


Hace unos días me encontraba en un bar conversando con un amigo, ya licenciado, en torno a los contenidos que sustentan los principales medios de comunicación. Dejando a un lado la pedantería que últimamente suscita el tema, y una vez superados y arreglados los problemas que azotan a la prensa escrita y la radio, nos encontramos buscando solución al panorama televisivo actual.

Es curioso como cada vez que me encuentro en una conversación parecida, y con eso quiero decir hablando de telebasura, sale a relucir un término que parece servir como excusa a todas las atrocidades cerebrales y bazofias varias instaladas en las principales parrillas de televisión: "Es que eso vende".

El famoso beso de Iker Casillas a la periodista de Telecinco, Sara Carbonero, fue la imágen más repetida por las televisiones españolas al día siguiente de que la selección se proclamase campeona del mundo, lo que se tradujo en ingresos a la cadena por los derechos de imagen.

Tras una pausa que aproveché para dar un trago a mi cerveza, creía haber dado con un punto interesante que sumar al intercambio de ideas. Pero como mi contertulio tenía la palabra, esperé al final de su exposición con mi mayor expresión de interés: esto es cabizbajo y comiendo pipas de esas que te ponen en un plato sin pedirlas.
 
Como mi colega tardaba, enfrascado en su tesis, poco a poco mis pensamientos fueron bajando cotas de "intelectualismo" y pasé del entusiasmo por compartir mi planteamiento a llegar a la apasionante conclusión de que las pipas gratis estaban cojonudas. ¿Cuánto hacía que no comía pipas con sal? Tengo una tienda debajo de casa que las venden a granel por "cuatro duros" y sé que me gustan las pipas. Pero no ha sido hasta que me las han ofrecido gratis cuando he recordado que me gustan.

¡Y lo vi claro! Como una revelación divina. ¡Tenemos lo que nos merecemos!. Los tipos de programas de los que hablábamos no existen porque "vendan" sino porque "no cuestan". Por tanto, no hay nada que reprochar a los programadores. Prueban con un producto y resulta que funciona igual de bien que otro que es ostensiblemente más caro. Exactamente como sucede con las pipas. Las tomamos porque son gratis, pero si nos las quitan y no nos dan nada en su lugar tampoco protestamos. 

La televisión es el medio mejor definido, no cabe duda. Los medios generalistas se dedican a ofrecer programas de bajo corte intelectual por ser precísamente de coste económico aún más bajo. Y el que quiera pipas: retransmisiones deportivas más variadas y sin ventanitas divididas, el mejor cine a los pocos meses de su estreno o reportajes de gran calidad visual y temática... a pagarlas. Eso si, la cantidad de gramos que estemos dispuestos a comprar depende sólo de nosotros.


Telebasura y periodismo: se deslizan las fronteras

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