Renunciar al corazón histórico de la nación a cambio de alcanzar el sueño de un futuro mejor. Dejar atrás los parajes que configuraron un pueblo y que forjaron su cultura. Campos y prados que escribieron la historia a lo largo de los siglos con sangre de jóvenes serbios derramada por el amor que profesaban a su patria. Un pasado al que renunciar para pagar el presente inmediato en el peaje de este globalizado mundo.
Esa es la encrucijada que persigue a Serbia desde que Kosovo, antigua provincia de la República Federal Socialista de Yugoslavia se autoproclamo independiente en el año 2008. Atrás quedaba un funesto reguero de intolerancia y vergüenza encarnado en la figura del refugiado. El conflicto entre serbios y albanokosovares, cocinado a fuego lento durante décadas estalló con el nacionalismo de Slobodan Milosevic. Con él despertaron viejos fantasmas de la humanidad. Una guerra civil que desemboca en guerra internacional y con términos como limpieza étnica azotando la conciencia de occidente.
El destino quiso que Serbia, que había presentado su candidatura de ingreso a la Unión Europea (UE) unos meses antes, afrontase un proceso de elecciones cuando la determinación de Kosovo era un secreto a voces. La UE apostó por el candidato del Partido Demócrata, Boris Tadic por su discurso y carácter “europeista” en contraposición con el líder del Partido Radical Serbio, Tomislav Nikolic. El trueque con él parecía factible: un porvenir europeo a cambio de consentir la declaración kosovar. Con esos tintes, los comicios se transformaron para muchos en un referéndum para los ciudadanos. Europa sí. Europa no. Nada más lejos de la compleja realidad.
Tadic ganó, pero saltó la liebre. "Serbia no reconocerá nunca la independencia de Kosovo", dijo el ya entonces presidente. Cuando la declaración fue un hecho, el primer ministro Vojislav Kostunica, se manifestó en la misma línea al calificar la separación de Kosovo como la “proclamación de un Estado falso” que viola el derecho internacional.
El proceso de adhesión de Serbia a la UE se echó para atrás y las condiciones para su revisión cambiaron. La condición esencial impuesta por el máximo organismo comunitario al gobierno serbio para su ingreso en la unión era la captura y entrega al Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia de los presuntos criminales de guerra Ratko Mladić y Goran Hadzic, que se suponía, se ocultaban en territorio serbio. Tadic volvió a presentar la candidatura de su país en 2009 y entregó a los prófugos dos años más tarde. De nuevo, el reconocimiento de autonomía kosovar se erigía como el obstáculo infranqueable.
Sin embargo, a marzo de 2012, algo ha cambiado. Serbia ha visto como ha pasado de ser un candidato potencial a ser reconocido oficialmente con el status de candidato. ¿Qué ha sucedido?
Básicamente, los hechos apuntan a una flexibilización de sus posturas que son un guiño de predisposición de acercamiento al planteamiento de la UE. La semana pasada Belgrado aceptó una fórmula para que Kosovo pueda tener voz propia en foros internacionales. La constatación de una mayor cooperación de Serbia con su vecino ha desbloqueado el proceso. "Con este nuevo paso, consideramos que Serbia ha cumplido con las condiciones que exigíamos tras la entrega de Mladić y Hadzic", asegura el presidente del Consejo de Asuntos Generales de la UE, Nicolai Wammen.
Dos nuevos puntos clave serán examinados con lupa desde Bruselas. Por un lado, la gestión de la frontera norte de los dos territorios. Por el otro, que la voluntad de conceder voz a Kosovo se extienda a los foros regionales. En este sentido, el gobierno Rumano ha mostrado su recelo y ha pedido a Serbia garantías para la protección de la minoría valaca, de origen rumano, instalada en el país.
Tadic ha manifestado su entusiasmo y buena voluntad afirmando que su gobierno hará "todo lo posible para encontrar soluciones pacíficas a problemas que afectan a todos". Sus palabras han sido bien acogidas en el seno de la unión. La responsable de la diplomacia europea, Catherine Ashton valora el trabajo realizado y el coraje demostrado por el pueblo serbio al tiempo que asegura que “el lugar de Serbia es estar en la UE y creo que veremos al Consejo de Asuntos Generales avanzar en ese sentido”.
No obstante, el nuevo panorama ha levantado suspicacias entre algunos países miembros entre los que figuran España, Holanda y Lituania. José Manuel García Margallo, ministro de exteriores reitera el apoyo español a Serbia puesto que “ha cumplido con todas sus obligaciones”. La preocupación viene por las consecuencias que pueda traer el proceso y no oculta que España no aceptará bajo ningún concepto la declaración unilateral de Kosovo como estado independiente.
En cualquier caso, de plantearse dicha cábala en un futuro inmediato, la gran pregunta sería cómo actuaría la propia Serbia. Si estaría dispuesta a haber remado tanto para volver a morir en la orilla o por el contrario acabaría accediendo. Y de darse esto último, ¿a qué atribuir los méritos? ¿Concordia? ¿Conveniencia? ¿O al desgaste internacional? A fin de cuentas, quien más quien menos, renunciar al corazón es algo que todo hombre experimenta a lo largo de su vida.
¿Qué es un estado no reconocido?
Son territorios cuya soberanía no está reconocida Internacionalmente a pesar de ser administrado parcial o totalmente por algún organismo por lo menos potencialmente autónomo.
Existen 16 estados no reconocidos que pueden clasificarse en diferentes categorías: sin ningún tipo de reconocimiento, como la República de Somalilandia, reconocidos por un solo país, con reconocimiento limitado, como es el caso de Kosovo y con reconocimiento mayoritario.
República de Kosovo
Kosovo es uno de los estados no reconocidos como tal por la comunidad internacional. El 17 de febrero de 2008 el gobierno provisional de Kosovo proclamó unilateralmente su independencia con el apoyo de Estados Unidos. Actualmente es reconocida por 89 países de los 193 miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU).Entre quienes se niegan a considerar Kosovo como estado independiente destacan España, Grecia, Rumania Rusia, Argentina o Brasil.
Legalidad de la declaración de Independencia
Según la Corte de Justicia de Naciones Unidas “la declaración unilateral de Kosovo no violó el Derecho Internacional”. Sin embargo, Miguel Ángel Moratinos, ministro español de Asuntos Exteriores por aquel entonces, declaró que “España no reconocerá a Kosovo” ya que, según su opinión, el periodo de estabilidad en los Balcanes occidentales se debía en parte al no reconocimiento de dicho territorio como independiente.
1 comentario:
es un tema importante..
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