Fernando Llorente Torres es el jugador de moda en la Liga española. Su buen inicio en la competición de casa, unido a los tres goles que ha conseguido en los dos últimos partidos de la selección española, no ha pasado desapercibido para los medios de comunicación.
Fernando Llorente y Javi Martínez, los pilares del actual Athletic, dos jugadores muy seguidos por los grandes de Europa
Sin embargo, el presidente de la entidad, Fernando García Macua ya ha lanzado un aviso a navegantes. El jugador tiene contrato hasta 2013 y su cláusula es de 36 millones, y de ahí no se mueve en negociación alguna. Pero, ¿y sí finalmente llegase alguien a pagar la libertad de Llorente?
A mi modo de ver, el aficionado del Athletic no debe ser catastrofista en el tema de Fernando. Vaya por delante que, como seguidor del equipo bilbaíno, me encantaría tenerlo muchos años en el Athletic. No hay duda que es el único futbolista de la actual primera plantilla capacitado para marcar 15-20 goles en Liga. Y eso es pelear por la UEFA si el equipo anda fino o un elemento determinante en caso de lucha por la permanencia en el peor de los casos.
Pero en el supuesto de que venga alguien y ponga los 40 millones sobre la mesa (algo que en España sólo puede hacer el Real Madrid a día de hoy) también sería bueno para el club. El tema está en cómo emplear ese dinero. Afortunadamente, el trabajo bien hecho durante los últimos tiempos y la dirección única en el rumbo deportivo de cuerpo técnico y directiva dan cierta confianza en que el Athletic no se volvería loco.
Si se ponen a tiro gente como Raúl García o Ander Herrera, por citar algunos nombres, la secretaría técnica deberá estudiarlo. Pero ahora se valora el hecho de que en plantilla se cuenta con gente como Iturraspe o De Marcos en esas posiciones. Gente joven en la que se tiene paciencia y fe. Algo que hace unos años no ocurría y que por tanto asegura el que no haya urgencia por llenar huecos que pueden tener solución dentro del propio club.
La venta de Llorente debería servir para guardar lo que tenemos. Igual que lo que sucedió con Adúriz. En su momento, su venta pagó los sueldos de varios pilares del equipo. Entre ellos Llorente. Eso nos dio dos cosas. La primera, la estabilidad de mantener la columna vertebral del equipo. Y la segunda, tiempo. Tiempo para que con esa estabilidad pudiesen aparecer e ir asentándose los jóvenes valores.
Pero en el supuesto de que venga alguien y ponga los 40 millones sobre la mesa (algo que en España sólo puede hacer el Real Madrid a día de hoy) también sería bueno para el club. El tema está en cómo emplear ese dinero. Afortunadamente, el trabajo bien hecho durante los últimos tiempos y la dirección única en el rumbo deportivo de cuerpo técnico y directiva dan cierta confianza en que el Athletic no se volvería loco.
Si se ponen a tiro gente como Raúl García o Ander Herrera, por citar algunos nombres, la secretaría técnica deberá estudiarlo. Pero ahora se valora el hecho de que en plantilla se cuenta con gente como Iturraspe o De Marcos en esas posiciones. Gente joven en la que se tiene paciencia y fe. Algo que hace unos años no ocurría y que por tanto asegura el que no haya urgencia por llenar huecos que pueden tener solución dentro del propio club.
La venta de Llorente debería servir para guardar lo que tenemos. Igual que lo que sucedió con Adúriz. En su momento, su venta pagó los sueldos de varios pilares del equipo. Entre ellos Llorente. Eso nos dio dos cosas. La primera, la estabilidad de mantener la columna vertebral del equipo. Y la segunda, tiempo. Tiempo para que con esa estabilidad pudiesen aparecer e ir asentándose los jóvenes valores.
Si Llorente sirve para asegurar el futuro de San José, Javi Martínez y Muniain, asentar a los De Marcos, Igor Martínez, Iturraspe y Aurtenetxe y dar tiempo a que lleguen los Ramalho, Igor, Saborit, Ibai, Etxaniz y Galarreta hay que tener en cuenta que también será una buena operación.
Creo que el Athletic sale ganando de cualquier forma, así que no puede dar la sensación o transmitir nerviosismo con este tema porque sin duda alguna tiene la sartén por el mango.
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